Testimonios
La carrera brinda una visión integral y la posibilidad de insertarse como sujeto activo exitoso en cualquier ámbito de desempeño. Son ya 34 años desde mi graduación como Abogado en los que he podido servir y ser útil en las áreas del Derecho, Consumo Masivo y Telecomunicaciones, tanto en Venezuela como en EEUU.
Me convertí en una abogada que no solo interpreta sino que busca soluciones, con sentido integral de la gestión, asociado a la función que cumplo en la sociedad y con la movilidad necesaria para enfrentar los desafíos que comporta ejercer en un mundo que a veces no se adapta a la teoría.
Estudié derecho, porque es el mejor camino para ayudar a construir una sociedad más justa y libre. Desde la UCAB tuve la oportunidad de recibir una formación integral dotada de sabiduría, valentía y determinación para discernir sobre nuestro mundo, logrando así un profesional capaz de hacer frente a cualquier vicisitud e injusticia que nos toqué vivir.
El plan de estudios ofrece una formación integral, sustentada en el modelo por competencias que permite aprender a aprender no especializando en el pregrado y con un importante componente práctico; esto posibilita que el egresado se desempeñe exitosamente en el litigio, la consultoría, la función pública entre otra áreas.
Horacio Gutiérrez
Mi vocación por el estudio del derecho comenzó muy temprano. Como mi padre fue abogado, yo crecí en Maracaibo rodeado de libros de derecho, de historia y de ciencias políticas, y ellos despertaron mi curiosidad por esos y otros temas relacionados.
Durante mi último año de bachillerato intenté insistentemente convencer a mis padres que me permitieran inscribirme en la Facultad de Derecho de la UCAB en Caracas. En mi mente de 15 años la UCAB representaba la institución académica de élite en Venezuela, y desde muy temprano sentía urgencia de formar parte de ella. Después de repetidas negativas, una prolongada huelga de las universidades públicas intervino para convencer a mis padres, pero para entonces el plazo de inscripción ya había pasado. No dispuesto a darme por vencido, opté por comenzar mis estudios de derecho en la Universidad Católica del Táchira, para luego transferirme a Caracas el segundo año de la carrera.
Me es difícil explicar por qué en mi mente de adolescente (niño, prácticamente) era imperativo cursar mis estudios en la UCAB, pero estoy convencido de que esa decisión juvenil cambió la trayectoria de mi vida profesional. En la UCAB, gracias a sus profesores y a mis compañeros, entendí lo que era la excelencia académica, y se sentaron las bases tanto intelectuales como de valores sobre las cuales construiría una carrera jurídica que me llevaría a vivir en los Estados Unidos y en Europa, y a trabajar para empresas globales como Microsoft, Spotify y The Walt Disney Company.
La UCAB me enseñó a pensar como jurista, y la importancia no sólo de entender las leyes como son, si no el por qué son como son, su razón histórica, política y sociológica, su fundamento filosófico y su valoración ética, su impacto económico y su contexto internacional tanto en sistemas de derecho civil como en los de derecho común. Armado con estas herramientas, pude encarar sin temor y sin complejos los retos que se me presentaron en otras culturas, con otras tradiciones jurídicas, tanto en mis estudios de postgrado en Harvard y en la Universidad de Miami como en mi vida profesional. Le estaré siempre agradecido a la UCAB por haber sido el trampolín que me lanzó al mundo profesional.